Hace varios días que vengo pensando en escribir este post y la verdad es que creo que es completamente necesario que este tema salga de charlas de café: los taxis en Santa Cruz de la Sierra.
Y aunque no es un tema nuevo, en el último tiempo he notado que se ha potenciado (¿o será que estoy andando más en taxi?).
Me imagino que ya muchos se imaginarán cual es el tema, pero por si alguno no lo sabe (o lee esto desde fuera de esta ciudad) les comentó: En Bolivia, o al menos en Santa Cruz, no existen reglas sobre el uso de los taxis. Cualquiera que quiera trabajar de taxista simplemente necesita tres cosas: saber manejar, tener vehiculo y comprarse un cartel que diga “taxi”. Sin embargo, también existen los radio-taxis que son empresas que proveen el servicio de taxi, o sea, uno llama a un número, pide su taxi a domicilio y ellos lo mandan. Generalmente hay dos o tres empresas que cubren ciertos barrios.
El problema es que, hoy en día, no hay nada que defina las tarifas de forma estable, ni en taxis ordinarios, ni en radio-taxis, y cada vez se dan situaciones en las que personas como yo, usuarios, quedamos a merced de la buena voluntad de un chofer, prestatario, o empresa de radio-taxis, también prestataria, de cobrar una suma adecuada. Y es que antes existían ciertos estándares para el cobro que están marcados por la cantidad de anillos a atravesar de un destino a otro, así como también por la cantidad de personas a llevar. Ahora no existe tal cosa, al menos en los radio-taxis que yo uso. Cobran lo que quieren, que hasta cierta hora es una tarifa y después es otra, que la lluvia, que el color y modelo del vehiculo, que si es domingo o no, que si es feriado o no, o, por ultimo, cobran lo que quieren sin dar razones. El colmo que rebalsó mi vaso fue la noche de año nuevo: de ida el radio-taxi decidió cobrar el doble de la tarifa usual y de vuelta el triple, casi me da una embolia. Y nosotros, los usuarios, jodidos porque no tenemos a quién acudir (que sirva de dato, los radio-taxis que utilizó y me han decepcionado son: La Diligencia, El Carretero y El Tucán). Yo antes prefería llamar un radio-taxi, por seguridad y por confianza, sin embargo ahora considero que es mejor tomar uno de la calle y preguntar antes cuál es la tarifa “hasta Tangamandapio” y regatear si es necesario, en desmedro de nuestra seguridad, pero es que ya no se puede confiar en radio-taxis.
Pero como ya he dicho, no es bueno criticar y no proponer, así que propongo mis soluciones al respecto:
1) Como en las grandes ciudades del mundo (Santa Cruz ya lo es, aunque algunos crean que aun es un pueblo) los taxis, sean ordinarios o radio-taxis, deberían contar con taxímetros y así no habrá lugar a los cobros desmedidos, sino simplemente a lo que marca el aparato con su ecuación de distancia y tiempo.
2) Hacer como hacen los remises en la Argentina, que, a diferencia de los taxis, solo cobran por distancia y no por tiempo, es decir que al subirme veo en cuánto está el cuentakilómetros y al bajar hago lo mismo, entonces al cancelar pagó la distancia recorrida. Obviamente la tarifa por kilómetro debe estar bien especificada.
3) Hacer obligatorio que cada taxi lleve, en algún lugar visible en el interior del vehículo, un tarifario donde se especifique cual es el cobro que debe realizarse por esa distancia. Y nosotros, usuarios, no usamos los que no cumplan este requisito.
4) Comprarme auto (pero esta solución no resuelve el problema, sólo resuelve mi problema).
Lo extraño de todo esto es que en las otras ciudades de Bolivia no tienen este problema, ya que las tarifas son estables, en algunos casos se cobra por persona, en otras por distancia. Pero no existe el desamparo que tenemos los usuarios cruceños. Ya es hora de que nuestro gobierno municipal tome cartas en el asunto y nos de una normativa al respecto, al final el taxi también es un servicio público.